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Hogar enfermo

La contaminación dentro de una casa puede superar en varias veces a la del exterior en una ciudad contaminada

 
 

La palabra ecología procede de oikos : casa. Lo que, sabiendo de lo que se ocupa esta ciencia, implicaría que nuestra casa es el planeta. Por no perdernos en disquisiciones filosóficas o poéticas, y por centrarnos en lo que nos interesa , digamos sólo que hay una objetiva relación entre la casa y el planeta, para lo bueno y para lo malo. Y que en un planeta enfermo es fácil que la casa, como célula del planeta que es, esté también enferma.

La casa genera contaminación , de formas directas e indirectas, por lo que vierte al alcantarillado, los residuos y basuras, la energía que gasta, el consumo de sus ocupantes,... Y , al mismo tiempo, la sufre, sea por la que llega por el aire, por el agua, por los alimentos o por cosas que introducimos y utilizamos en ella sin darnos cuenta de que son portadoras y liberadoras de sustancias tóxicas.

De forma imperceptible , en el transcurso de las últimas décadas, los elementos que hay en el interior de nuestros hogares han experimentado cambios notables. La complejidad química de lo que nos rodea en nuestras casas se ha multiplicado sin que apenas nos percatemos de ello. Con mucha frecuencia, los elementos conflictivos pueden estar en casi cualquier producto de apariencia inocente.

La industria utiliza muchas sustancias peligrosas, y nos preocupa que ello pueda afectar a los trabajadores o que sean emitidas al aire o vertidas a las aguas. Pero no solemos reparar tanto en que no pocas veces uno de los principales lugares donde la industria “vierte” –más bien simplemente utiliza- esas sustancias es precisamente en los productos que vende y que nosotros introducimos en nuestras casas: productos de limpieza, pegamentos, pinturas, barnices, cosméticos, electrodomésticos, juguetes, revestimientos, tejidos, pesticidas domésticos (1),....

La comunidad científica se está preocupando cada vez más por situaciones de exposición cotidianas a sustancias tóxicas que pueden darse en espacios cerrados como los hogares. Porque , aunque sea cierto que normalmente la exposición pueda darse a niveles aparentemente “bajos”, también lo es que puede ser a largo plazo, de forma reiterada y sobre sectores muy vastos de la población general. Además, en diversos puntos de esta web analizamos adecuadamente el notable efecto que tienen muchas sustancias a niveles de presencia prácticamente indetectables 

El polvo doméstico que se respira en muchas casas normales es un cóctel químico de tóxicos reproductivos como los alquilfenoles o los ftalatos, de sustancias dañinas para el tiroides como los pirorretardantes bromados  o perjudiciales para el sistema inmunológico como los compuestos organoestánnicos. Tampoco faltaban parafinas cloradas cancerígenas, ni pesticidas que, como la permetrina, podían dañar el sistema inmune y el nervioso además de causar efectos estrogénicos.

Muchas personas piensan que la casa es el lugar más limpio y más seguro. Es el hogar ,dulce hogar, donde todos nos sentimos a salvo. Y cuando lo que nos preocupa es la polución urbana creemos que si cerramos bien las ventanas el problema se queda fuera.

Sin embargo lo que nos dicen los técnicos y científicos que investigan estas cuestiones no es tan halagüeño. Lo que nos dicen es que, por lo común, la contaminación del aire en los espacios cerrados suele ser varias veces superior a la del exterior en una ciudad contaminada. Aparte de la contaminación que procede de fuera y que penetra en los hogares, hay otra que se genera de forma peculiar dentro de ellos. De hecho, la mayor parte de la exposición humana a contaminantes como los Compuestos Orgánicos Volátiles, cerca de un 90% de ella, no está convenientemente reconocida y regulada por las normas en países como los Estados Unidos. Es la exposición que tiene que ver con toda una serie de fuentes de exposición que se dan dentro de los edificios y que tienen que ver con los productos que se utilizan en ellos (2).

Uno de los asuntos vinculados con mayor o menor claridad con todo lo que estamos diciendo, es el del Síndrome del Edificio Enfermo, al que aludimos en otro apartado de esta web. Aunque el concepto de edificio enfermo suele ligarse más bien a edificios en los que se trabaja, es evidente que muchos de los mismos elementos hacen acto de presencia en el interior de nuestros propios hogares.


 

TÓXICOS EN CASA


 

Una de las pruebas más evidentes de hasta que punto nos podemos ver expuestos dentro de una casa a las más diversas sustancias tóxicas es analizar el polvo dentro de ella, y eso es lo que encargó la organización ecologista Greenpeace al departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido (3).

Se analizó el polvo de casas de diferentes países europeos, entre ellos España, buscando en él una serie de sustancias tóxicas con un amplio historial de problemas sanitarios a sus espaldas, frecuentemente, a niveles muy bajos de concentración.

El polvo doméstico que se respiraba en esas casas , que no son diferentes de las nuestras, era un cóctel químico de tóxicos reproductivos como los alquilfenoles o los ftalatos, de sustancias dañinas para el tiroides como los pirorretardantes bromados (4) o perjudiciales para el sistema inmunológico como los compuestos organoestánnicos. Tampoco faltaban parafinas cloradas cancerígenas, ni pesticidas que, como la permetrina, podían dañar el sistema inmune y el nervioso además de causar efectos estrogénicos (5).

¿Cómo habían llegado allí haciendo que el polvo de esas casas pareciera una especie de camarote químico de los Hermanos Marx?. Pues muy sencillo, porque nosotros mismos los habíamos invitado a entrar. ¿Cuándo invitamos a los señores alquilfenoles?. Pues el día que compramos productos de higiene y limpieza que los contenían. Nuestro viejo amigo el nonilfenol, por ejemplo, pudo llegar en limpiadores del hogar, en pinturas o incluso en ropas y juguetes. ¿Cuándo invitamos a los ftalatos? El día que compramos objetos hechos de PVC reblandecido con ftalatos , como algunos juguetes (6) e incluso mordedores infantiles que nos vendieron en la farmacia (7) , por no hablar de los suelos de este material, o al hacerlo con algunos perfumes, champúes o quien sabe si un quitaesmaltes.¿Y a los compuestos organoestánnicos?. Pues, sin ir más lejos, al tener en casa elementos con PVC que también había sido estabilizado y tratado contra los ácaros con compuestos organoestánnicos. ¿Cuándo a los piroretardantes bromados?., Pues al comprar algunos electrodomésticos –como ordenadores o televisores- que los incorporaban, o al hacerlo con algunos muebles tapizados o alfombras que también, entre otros productos, pueden tenerlos. ¿Cuándo a las señoras parafinas cloradas? Pues el día que se usaron en casa determinadas pinturas, plásticos , gomas o, por ejemplo, selladores para baños. De la señora permetrina es más fácil que nos acordemos, ya que fumigamos con ella deliberadamente los rincones. No obstante, parte también pudo entrar el día que compramos una moqueta que ya venía pre-tratada con ella contra los ácaros (8)

Al margen de los citados en informes como el antes citado, la lista de huéspedes tóxicos detectados en las cosas que compramos y metemos en casa es amplia.¿Qué decir si no los almizcles sintéticos de detergentes y ambientadores?.¿Qué del famoso bisfenol A, que integra buena parte de las resinas epoxi que se emplearon en la reforma de la casa ,por no hablar de los recubrimientos interiores de las tuberías que nos traen el agua o de la composición del plástico con el que está hecho nuestro ordenador, nuestros CDs, DVDs, el recubrimiento interior de las latas de comida e incluso botellas de los biberones de los niños? (9) ¿Qué de los compuestos perfluorados (10) tóxicos que pueden liberar algunas sartenes?.¿Qué de tantos y tantos otros?.

No extraña que la conclusión de los más diversos estudios sea que la contaminación a la que se exponen los habitantes de una casa, como los niños, por ejemplo, sea muy superior a aquella a la que pueden exponerse fuera de ella. Cabe citar en este sentido trabajos como los de Wilson y otros científicos sobre los niveles de exposición infantil en el hogar a tóxicos como alquilfenoles, ftalatos, bisfenol A,... (11).

Muchas veces, la contaminación de nuestros hogares , que puede ser detectada en el polvo o de modos más sutiles en las atmósferas interiores de las habitaciones, procede de elementos insospechados, como puedan ser productos de limpieza, cosméticos, detergentes, pinturas, moquetas, ordenadores, muebles,... Elementos sobre los que es difícil que el ciudadano medio, con escasos parámetros culturales acerca de estas cuestiones, pueda reparar.

Las pinturas ,por ejemplo, no es infrecuente que contengan diversas sustancias volátiles , alquilfenoles etoxilados, parafinas cloradas, ftalatos, benceno, tolueno o cetonas y, en algunas ocasiones incluso plomo, cadmio, cromo,... Igualmente ,pueden ser conflictivas algunas sustancias contenidas en los tratamientos que reciben los muebles, por ejemplo, en los pesticidas que se les aplican para que no haya insectos u hongos que estropeen la madera, o ,por ejemplo, en los barnices o esmaltes,... sustancias que, en algunos casos, pueden generar reacciones alérgicas u otros problemas.

Hablar tan sólo del capítulo de los conservantes de la madera, tales como el pentaclorofenol , y de los problemas de salud a los que se han visto ligados daría para escribir varios libros monográficos. En Alemania, Bélgica y Holanda por ejemplo, se denunciaron miles de casos de personas afectadas por el pentaclorofenol organizándose revuelos considerables en la prensa y los tribunales (12). También otros conservadores de la madera como el Rentolín , que incorporaba disolventes y funguicidas, ocasionó quejas al ser utilizado en espacios cerrados, por ejemplo, en Dinamarca (13).

Además, buena parte del mobiliario actual, al igual que otros elementos de las casas actuales, están elaborados con tableros de fibras de madera conglomerada, en cuya elaboración se han empleado grandes cantidades de colas que contienen formaldehído, un compuesto químico especialmente conflictivo, que fácilmente es liberado desde los muebles a la atmósfera interior de las habitaciones (y que también puede liberarse desde tejidos tratados con él).

El asunto es, con todo, mucho más complejo, ya que cabria considerar también el concurso de posibles efectos, más o menos sutiles, que en algún caso pudieran tener cosas como un simple suavizante de la ropa (14). El escenario de posibles fuentes de liberación de sustancias tóxicas es ,como ya se ha dicho, muy amplio: materiales de construcción, suelos de PVC, alfombras o moquetas sintéticas, colchones sintéticos ignífugos, impresoras, papeles pintados, colas y pegamentos, ... por lo que afrontar su reducción debe ser fruto de un estudio detenido de la cuestión que, sin dramatismos, de forma progresiva y racional, vaya mejorando la situación.

No debe olvidarse ,por otro lado, que además de la liberación o emanación , más o menos sutil, de las más dispares sustancias como el tolueno, xileno , formaldehído ,acetona,... desde los más diversos elementos (que puede prolongarse durante meses o años, según los casos) los hogares son espacios donde suele darse una profusa utilización de sustancias químicas de forma deliberada. Utilización que normalmente se hace sin tener los debidos conocimientos acerca de la composición de los productos y de los efectos que se atribuyen a muchos de sus componentes. Ejemplo de ello, sin duda, son los insecticidas domésticos (15), cuyo peligro no es conocido por muchos de sus usuarios, como tampoco lo es el de otras cosas que se han venido utilizando de forma rutinaria en muchos hogares, como puedan ser algunos antipolillas o ambientadores para los cuartos de baño que contenían paradiclorobenceno ,sustancia reconocidamente peligrosa (16).


 

LIGADO A ESTOS PROBLEMAS ESTÁ LO COMENTADO TAMBIÉN EN: EDIFICIOS ENFERMOS y otros apartados de esta web como 


 


 

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NOTAS:


 

1 Muchas sustancias tóxicas no son residuos indeseados que surjan en el proceso industrial sino, en sí mismas, importantes materias primas que forman parte de los productos, bien sea para que no ardan, como los retardantes de llama bromados, para que se conserven, como el formaldehído, para que se reblandezcan, como los ftalatos o simplemente por que son compuestos básicos de su estructura, como sucede con el bisfenol A del plástico policarbonato.


 

2 Steinemann A.C. Fraganced consumer products and undisclosed ingredients. Environ Impact Asses Rev (2008)


 

3 “Consumiendo química. Europa. Las sustancias peligrosas en el polvo doméstico, como indicador de exposición química en el hogar”. Greenpeace. Octubre 2003.


 

4 Pueden comportarse como hormonas tiroideas, induciendo desarreglos. De paso los pirorretardantes bromados también han sido ligados a daños neurológicos, defectos congénitos, y daños hepáticos y renales.


 

5 Institoris et al., 199: Punareewattana et al, 2001, Prater et al, 2003, Chen et al, 2002, etc. Algunos piretroides, en combinación con el butóxido de piperonilo, también frecuentemente detectado en el polvo doméstico en el estudio aludido, pueden inducir respuestas alérgicas en individuos sensibles (Diel et al.,1999.)


 

6 Ftalatos como el dietil hexil ftalato o el disononil ftalato, asociados a daños en el hígado, riñón, cáncer o alteraciones endocrinas.


 

7 Finalmente las autoridades se vieron forzadas a tomar algunas medidas aunque estas fueron muy puntuales


 

8 Otros estudios realizados secundan los resultados ,como el informe: Sick of Dust. Chemicals in Common Products. A Needless Health Risk in Our Homes. Pat Costner, Beverley Thorpe & Alexandra McPherson. March 2005.


 

9 Que se libera generosamente desde el plástico especialmente cuando este se calienta.


 

10 Están presentes en sartenes, antiadherentes, tratamientos de impermeabilización, etc. Algunos de ellos son considerados cancerígenos.


 

11 Wilson et al. (2003) Aggregate exposures of nine preschool children to persistent organic pollutants at day care and at home. Journ Expo Anal Environ Epidemiol; 13 (3): 187-202.


 

12 Informe Europeo. Ashford et al. Sensibilidad Química en países europeos seleccionados: un estudio exploratorio. 1994. (sin publicar)


 

13 Como con el pentaclorofenol, se denunciaron diversos problemas de salud, entre ellos el desarrollo de sensibilidades químicas. Hubo de intervenir la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca y un tribunal falló a favor de algunos afectados. Ver, por ejemplo en: Silberschmidt M. MCS. Envir. Project Nr 988 2005. Environmental Protection Agency. Danish Ministry of the Environment.


 

14 Algún estudio ha descrito efectos como irritación sensorial y pulmonar , inflamación pulmonar leve, y limitación del flujo de aire en ratones (Ver ,por ejemplo: Anderson RC & Anderson JH. Respiratory toxicity of fabric softeners emissions. J Toxicol Environ Health A. 2000. 26; 60(2):121-136). También se han descrito algunos problemas de algunos compuestos usados para la limpieza en seco y el blanqueado de tejidos, que podrían causar emanaciones de sustancias irritantes como estireno, isopropilbenceno , trimetilbenceno, fenol y timol, habiéndose mostrado en ratones efectos respiratorios muy negativos.


 

15 Entre ellos los que tienen diclorvos o diazinon, por ejemplo.


 

16 Anne Steinemann citaba en un artículo ,al referirse a ambientadores que contienen paradiclorobenceno ,producto de peligrosidad reconocida,casos en los que no se exigía que sea citase en las etiquetas. Steinemann A. (2005) La exposición humana y los peligros para la salud. Parte 2. Edición Electrónica en Castellano de Rachel´s Environment & Health News 811. Salud y Medio Ambiente. Boletín Informativo 811. Peter Montague Editor

 

El polvo doméstico que se respira en muchas casas es un cóctel químico de tóxicos reproductivos como los alquilfenoles o los ftalatos, de sustancias dañinas para el tiroides como los pirorretardantes bromados o perjudiciales para el sistema inmunológico como los compuestos organoestánnicos. Tampoco faltan parafinas cloradas cancerígenas, ni pesticidas que, como la permetrina, podían dañar el sistema inmune y el nervioso además de causar efectos estrogénicos.

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