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Daños hormonales

Acaso uno de los motivos más hondos de preocupación de la comunidad científica en relación a los efectos de las sustancias tóxicas es, junto al del cáncer y también relacionado en muchos casos con él, el de los efectos hormonales que tienen muchas sustancias contaminantes.

Es poco lo que se ha estudiado acerca de la toxicidad de las sustancias químicas en general en proporción al número de sustancias existentes y al número de ellas que deben ser conflictivas en atención a lo que ya se sabe acerca de las que han sido estudiadas.

Además, ha existido ,en general, un sesgo de buena parte de los estudios realizados , al haberse centrado fundamentalmente en estudiar un tipo concreto de enfermedades, como el cáncer, y no habiendo considerado en la misma medida otros daños sanitarios extraordinariamente relevantes, como los inmunológicos, los del sistema nervioso central o los hormonales.

Precisamente en estos últimos vamos a centrarnos ahora. En los daños producidos por un amplísimo número de sustancias químicas, entre los que encontramos pesticidas, residuos industriales, retardantes de llama, plastificantes, ingredientes cosméticos e incluso fármacos, por no citar más, cuyo denominador común es interferir con el equilibrio hormonal que hace posible el desarrollo y normal funcionamiento de nuestros organismos.

Estas sustancias pueden alterar seriamente nuestros equilibrio hormonal , causando efectos graves, por su capacidad de imitar los efectos de nuestras hormonas naturales, bloquear su funcionamiento normal o interferir de múltiples formas su producción o eliminación. Son, pues, auténticos estafadores o saboteadores hormonales. Y no son unas pocas sino que son centenares de sustancias las que pueden hacerlo, pertenecientes a algunos de los grupos de sustancias contaminantes que más frecuentemente suelen ser detectadas en los organismos humanos a consecuencia de su vastísima utilización en el mundo moderno. Son sustancias que liberan muchos de nuestros plásticos más usados, que están en nuestros cosméticos y perfumes, o bien son , por ejemplo, pesticidas o contaminantes industriales diseminados por doquier que los científicos detectan cotidianamente dentro de los cuerpos humanos en cantidades suficiente como para producir desarreglos.


 

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