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Dioxinas

Hay evidencia cientifica de que las dioxinas podrian contribuir a múltiples problemas. Así por ejemplo hay fuerte evidencia de estar asociadas al cloracné, supresión inmune, o linfoma no Hodking. Y buena evidencia de estar asociadas a casos de cierto tipo de hepatitis (daños agudos en las células hepáticas), leucemias de adulto, alteración de la proporción de nacimiento de niños o niñas, enfermedad arterial coronaria, enfermedad de los vasos periféricos, aterosclerosis, diabetes tipo II, dispilipemia, hipercolesterolemia, linfoma de Hodking, alteracion hormonal, desórdenes menstruales, mieloma múltiple, porfiria tóxica, cáncer de estómago, o desórdenes tiroideos como el hipotiroidismo. Hay ademas evidencia algo más limitada, lo que no quiere decir que en algun caso no sea contundente, de estar asociadas a problemas como anomalías espermáticas (morfologia, movilidad y numero de espermatozoides) , alteración de los tiempos de maduración sexual, cáncer de vejiga, cáncer de mama, cataratas, desarreglos cognitivos (deficiente aprendizaje, problemas de memoria, deficit de atención, retraso mental,...), cancer de cólon, endometriosis, abortos espontáneos, parto prematuro, malformaciones genitourinarias en niños y niñas, hipertension, bajo peso al nacer, cancer de pulmón, labio leporino, neuropatía periférica, infertilidad y subfertilidad femenina, cáncer de tiroides,...

Por ver un ejemplo de lo fuertes que son las evidencias, basta leer contenidos de esta web, por ejemplo sobre uno de esos problemas donde la evidencia es mas "limitada": la endometriosis.

Las fuentes posibles de emisión de dioxinas son muchas. Una de las principales fuentes de emisión de tóxicos extraordinariamente peligrosos como estos, que acaban contaminando el entorno, son las incineradoras de residuos. A consecuencia de estas emisiones se genera una polución que puede luego llegarnos, por ejemplo, a través de la dieta. El 90% de la exposición humana a las dioxinas es a través de los alimentos ( un 80% de la exposición total por alimentos de origen animal). Investigadores como el neurotoxicólogo ambiental Eduardo Rodríguez Farré, presidente de Científicos por el Medio Ambiente (CIMA), han seguido de cerca esta problemática denunciando las altas emisiones de dioxinas generadas desde instalaciones como la incineradora de Valdemingómez en Madrid (1) . Es particularmente interesante revisar estudios como los que muestran como crecían las concentraciones de dioxinas y furanos (2) , más de un 40% en tan sólo 4 años, en la sangre de las personas que vivían en un radio –entre Arenys de Mar y Mataró (Barcelona)- en torno a una planta incineradora una vez esta comenzó a funcionar (probablemente por la contaminación de la dieta). En Francia ,por ejemplo, se planteó el cierre de incineradoras como la de Lille, tras detectarse altos índices de dioxinas en la leche de las vacas en su entorno. A veces, en pocas ocasiones, la evidencia científica hace que las autoridades actúen o que al menos reconozcan algo de la situación aunque luego lo que se haga en realidad sea poco. Así por ejemplo, en el año 1998 , el Ministerio de Medio Ambiente de Francia reconoció que en ése país ,cada año, fallecían entre 1.800 y 5.200 personas a consecuencia de cánceres debidos a la exposición a un grupo concreto de sustancias tóxicas: las dioxinas. Lo importante de esta cifra ,al margen de la dificultad de realizar estimaciones, y de lo acertada que pueda ser o no, es que se refiere a un único grupo de sustancias. Porque el problema tiene que ver con numerosos grupos de ellas en los que se integran miles de compuestos diferentes. Sin embargo, a pesar de lo que se sabe sobre las dioxinas ni en Francia (más allá de alguna actuación puntual) ni en general en el resto de países se ha actuado debidamente para reducir las emisiones de estas sustancias. La incineración es un próspero negocio para ciertas empresas de bienes de equipo ,constructoras, eléctricas y bancos accionistas, que se benefician de los ingresos por cada tonelada de residuos que queman, de subvenciones, de venta de electricidad, etc. Tan próspero es el negocio , no para la sociedad en su conjunto claro está, para la cual la incineración es una opción carísima a nivel económico, sino sólo para unos cuantos, que se van venido a sumar otros. Desde hace años se ha extendido la incineración de residuos tóxicos en plantas cementeras para abaratar los gastos en combustible en estas instalaciones a base de utilizar como tal plásticos (como los envases de pesticidas), aceites de automoción, neumáticos, etc., aparte de percibir ingresos como gestores de residuos.

 

1 “Toxicidad ambiental y salud pública: el paradigma de las dioxinas y agentes polihalogenados afines”. Rodríguez Farré E. II Congreso de Medicina Ambiental (Brunete, Madrid. Junio de 2008).

2 Porta M et al. Concentraciones de compuestos orgánicos persistentes en la población española: el rompecabezas sin piezas y la protección de la salud pública. Gac Sanit 2002; 16 (3): 257-266

 

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