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¿Estamos en buenas manos?

De lo visto con relación al Convenio de Estocolmo y la normativa REACH de la UE , así como de otras cosas que comentamos acerca del grado de control real que existe sobre las sustancias químicas tóxicas, es probable usted ya haya podido extraer algunos elementos para la reflexión.

Muchas personas piensan que existen autoridades que se ocupan de todo. Que todo está regulado y controlado. Que estamos en buenas manos. Es un poco como esa visión que tienen los niños pequeños acerca de sus padres, a los que ven de una forma un tanto mítica. Tienen una fe desmesurada en ellos. Creen que lo controlan todo. Que son como superhombres que impedirán que cualquier cosa mala pueda pasarles. Solo cuando crecemos nos damos cuenta de que, al fin y al cabo, las cosas no son tan sencillas, que la realidad es mucho más compleja y quebradiza.

Nos hemos acostumbrado a delegar demasiadas cosas, a realizar demasiados actos de fe. Y es probable que debamos crecer y darnos cuenta de que el mundo en el que vivimos dista mucho de ser ideal. Abrir los ojos ,informarnos y dejar de vivir en la ignorancia acerca de ciertas cuestiones que pueden afectar muy seriamente nuestras vidas y a las de nuestras familias. No dejar las cosas en manos de otros sin tener elementos de juicio para vigilar si realmente están cumpliendo con su trabajo. Por incómodo que nos resulte conocer la verdad, no conseguiremos nada si hacemos como el avestruz que enterraba la cabeza por que creía que si no veía el peligro éste no existía.

La realidad es que, en el asunto del que hablamos, y a la vista de los datos oficiales que vemos en otros apartados , lejos de estar todo controlado, más bien es muy poco, o casi nada, lo que lo está. Hemos visto, por ejemplo, y es un hecho objetivo, que no se ha evaluado si son seguras la mayor parte de las sustancias químicas que hay en el mercado, y a las que podemos vernos expuestos a través de las más diversas vías, como luego veremos. Hemos visto también que los intentos para corregir esa situación han sido torpedeados sistemáticamente. La situación a la que nos enfrentamos hoy por hoy, por duro que pueda resultar hacerse a esa idea, es una situación objetiva de descontrol. Descontrol que muchos científicos luchan por corregir, pero con escasos resultados. La comunidad científica está siendo reiteradamente desoída en estas cuestiones.

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