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Un caso concreto: Cerceda

EL CASO DE CERCEDA PUSO EN CUESTIÓN TODO EL SISTEMA NACIONAL DE GESTIÓN DE RESIDUOS DE FÁRMACOS 

Miles de toneladas de residuos de medicamentos arrojadas a un vertedero

 vertedero

Coincidiendo con la campaña electoral vivida en Galicia ( 1-3-2009 ), saltó a la luz pública el conocimiento de que miles de toneladas de residuos sanitarios habían sido temerariamente enterrados en un vertedero asociado a las instalaciones que la empresa pública Sogama tiene en Cerceda (La Coruña).  ( Ver artículo )

El atentado ecológico divulgado distaba de ser uno de tantos de los que tienen que ver con los residuos farmacéuticos. Lejos de eso, ponía en cuestión todo el sistema de gestión de este tipo de residuos en España. ¿Por qué?. Porque precisamente es ése lugar al que se llevaban practicamente todos los residuos de este tipo en España. Y lo que este caso mostró, al menos según lo que se denunció, es el fraude de todo el sistema.

Los españoles llevaban mucho tiempo viendo en televisión anuncios de la industria farmacéutica , en la que esta se jactaba de contribuir a la salud del medio ambiente por su sistema de recogida de los fármacos caducados. El famoso programa Sigre , con contenedores en más de 20.000 farmacias españolas. Se presumía de que esos residuos , que pueden tener graves efectos ecológicos y sanitarios, no eran ya tirados a los cubos de basura o por el retrete (como sigue sucediendo por otro lado con un porcentaje de esos medicamentos).

Teóricamente esos fármacos caducados o que ya no iban a ser usados, debían haberse incinerado en los hornos de la empresa Sogama , en Cerceda. Pero se descubrió que no había sido así, sino que se habían acumulado , mezclados con basuras orgánicas, en un vertedero al aire libre, el que podían haber estado contaminando el entorno. Nada menos que 12.000 toneladas de anticonceptivos, antibióticos, hipnóticos, anti-inflamatorios,... mezclados con materia en descomposición, al aire libre, expuestos a la lluvia y los arrastres. Todo el inimaginablemente complejo caldo químico de la farmacopea internacional, con sus múltiples efectos biológicos cruzados , mezclados en una sopa de efectos impredecibles.

Al margen de si la incineración es o no una solución para los residuos, ya que se trata de un sistema fuertemente cuestionado por las emisiones tóxicas que genera, lo que parece evidente es que lo que se hizo con estos fármacos , tal y como ha sido denunciado, era un fraude que amenaza el medio ambiente y la salud de las personas.

Los protagonistas de lo sucedido eran , fundamentalmente, tres: Sogama (Sociedad Galega de Medio Ambiente), empresa pública gallega que gestiona la incineradora, Danigal, la compañía privada a la que Sogama concedió manejar estos residuos farmacéuticos y Sigre (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases de Medicamentos), la sociedad creada por la industria farmacéutica para gestionar la recogida de los fármacos en las farmacias.

La industria farmacéutica anunció que investigaría el tema, reservándose posibles acciones, ya que aseguraba que la empresa Danigal le había certificado reiteradamente por escrito que los residuos que le entregaba eran incinerados y no acumulados sin más en un vertedero con los riesgos que ello entraña. Personalmente me pregunto si era tan difícil averiguar lo que realmente se hacía con esos residuos. 

 Durante seis años y medio ,desde 2002, Sigre pagó un sobre-coste de 60 euros por tonelada a Danigal para que los residuos farmacéuticos fuesen incinerados en las instalaciones de Sogama, cosa que no sucedía. Las empresas farmacéuticas dijeron que, no obstante, y pese a que no descartan emprender acciones legales, “hay que confiar en el sistema”. Sorprendente. Se desvela que todo el esfuerzo de millones de españoles llevando los fármacos caducados a los contenedores de las farmacias para que no acabasen en los basureros o en las aguas, todos los gastos de recogida y transporte, todo lo que se ha montado en este tema , toda la publicidad televisiva donde la industria farmacéutica se presentaba como valedora de la ecología, ha sido traicionado por un fraude y por lo visto hay que confiar. Finalmente los medicamentos acabaron precisamente donde no debían acabar. Un vertedero que, como se recogía en la propia información de la página web de Sogama, no estaba diseñado para acoger residuos peligrosos

   Sogama dijo que sus instalaciones no estaban preparadas para esa incineración de fármacos y que se lo hizo saber a Danigal. ¿Si es así, por qué no hizo nada? ¿Por qué consintió esa situación de incorrecta gestión , a escala nacional, de unos residuos peligrosos?. Asunto muy espinoso es el de las facturas que Sogama habría pasado a Danigal por diversos motivos. Y es que se ha llegado a hablar de la posible modificación de facturas para encubrir la cuestión. ¿Que pasó con el dinero?. ¿Transigió alguien en cobrar por un servicio que no se hacía? . ¿Era Sogama cómplice del presunto engaño de Danigal a Sigre?. ¿Sabía Sigre lo que sucedía pero se conformaba con guardar las apariencias de que los residuos se estaban gestionando bien a sabiendas de que no era así?. Veremos si llega a esclarecerse toda la verdad.  Ver artículo )

 Vistas desde la perspectiva de lo que ahora se sabe, resulta muy interesante revisar algunas de las declaraciones que hacía Juan Arias, responsable de la planta Sigre de Danigal, del que algún medio insistía en recordarnos su condición de hijo de Mauro Arias, que fuese consejero delegado de Sogama.   ( Ver artículo )

 Juan Arias, en una entrevista publicada en una revista ligada al sector farmacéutico, decía que garantizaba la “trazabilidad” de los fármacos que se “trataban” en sus instalaciones con un cuidado supuestamente escrupuloso, especialmente con los fármacos más peligrosos.  

Pero mucho más pintoresco es repasar ahora como el Consejero Delegado de Sogama , y representante de Unión Fenosa en la empresa pública, Francisco Bustío, llegó a dar en 2006 una charla a los responsables de Farmaindustria contándoles todos los pelos y señales de un proceso de incineración de medicamentos que nunca tuvo lugar. Por ejemplo, cómo los medicamentos se ponían en “el secadero” antes de incinerarlos. ( Ver artículos: A ,

Una de las cosas más alucinantes de esta cuestión es que cuando se descubrió la verdad Sogama llegase a decir que solo debía encargarse de la “gestión” de los residuos de medicamentos, pero no necesariamente de incinerarlos. Y que solo se certificaba la “destrucción” de los residuos, pero que no se especificaba que se incinerasen.  

  Una de las cosas más pintorescas sin duda es que  Sogama llegase a decir que no se incineraron porque faltaba una nave donde almacenarlos, nave que , una vez descubierto todo, dijeron que iba a estar en tres meses. Pero no sólo eso, sino que los responsables de esta empresa pública llegaron a afirmar algo tan insólito como que arrojar esos residuos a un vertedero puede ser una forma “válida” de gestionarlos ya que son “asimilables a los residuos urbanos”   Ver artículo ).  

 Más llamativo es todavía que el hasta entonces Consejero de Medio Ambiente de la Xunta,el socialista Manuel Vázquez hubise secundado semejante disparate. Ver artículo 

 Llama la atención la escasa consideración que se puede tener hacia el coeficiente intelectual de los españoles cuando se dice eso, cuando una de las motivaciones principales del programa Sigre y del tremendo esfuerzo económico y de logística que ha supuesto, era precisamente evitar que estos residuos acabasen en los vertederos por su peligrosidad para la salud humana y el medio ambiente.

Basta leer lo que decían los folletos de Sigre: “un hecho tan simple como arrojar los medicamentos en el lavabo , o tirarlos a la basura, puede tener como consecuencia directa la contaminación de nuestros ríos y acuíferos (...) algunos de ellos pueden tener efectos adversos sobre nuestra salud y sobre las especies acuáticas (...) con este sencillo gesto por el medio ambiente nos aseguramos que los medicamentos que hemos empleado para cuidar nuestra salud no dañan la naturaleza,...”. Es más, la iniciativa Sigre de Farmaindustria se explica a sí misma precisamente “para evitar que tanto los envases como los restos de los medicamentos se mezclen con otros residuos domésticos y acaben en la basura o el desagüe contaminando nuestros ríos”.

Los residuos de fármacos, como dijese el bióquímico Raul Vieira, con muchos años de experiencia en el ámbito de los residuos industriales, (fue director de la Sociedad Gallega de Residuos Industriales) deben ser tratados como residuos especiales, dada su alta peligrosidad. Éso es algo que sabe cualquier persona con un mínimo de formación o que no quiera ocultar algo.

La complejidad del tema se acrecientó al entrar en juego el enfrentamiento político. La oposición regional, del PP, denunció múltiples irregularidades. El gobierno de la Xunta , en manos de la izquierda hasta las últimas elecciones, acusaba al PP de haber sido el partido que promovió la creación del centro de tratamientos de residuos de Sogama. En su día se denunció que este tipo de instalaciones sólo servían para favorecer a empresas como Unión Fenosa, que ha venido controlando cerca de la mitad de las acciones de Sogama. No obstante el PSOE también secundó el proyecto en su día. Sin embargo, al margen de si fué o no conveniente la construcción de la incineradora de Cerceda, ya que la incineración es un sistema muy cuestionado, en base a estudios científicos muy serios, lo cierto es que la gestión de los últimos años había estado en manos de quien había estado. Quien nombró a los actuales gestores de la empresa pública es quien los nombró. Durante años se denunció que la empresa Danigal recibía trato de favor de la Consejería de Medio Ambiente. . (Ver artículos:  A , B )

 Resulta curioso ahora recordar como el presidente de Sogama, José Álvarez, negaba que tuviesen algún fundamento las denuncias del PP acerca del riesgo de que se produjesen fugas de lixiviados desde el vertedero, negando además que se estuviesen vertiendo fármacos en él.  (Ver artículo: A )

 Antes de las últimas revelaciones referidas a la acumulación e miles de toneladas de fármacos en un vertedero, la empresa Danigal ya había sido acusada por la Guardia Civil de haber causado un vertido a las aguas del río Lenguelle que causó la muerte de miles de truchas

----Lo que sigue es un video grabado en las primeras etapas del vertido (por eso la estimación de peces muertos que aparece es inferior a la real):   VER VIDEO  ----------------------  (Ver artículos: A ,   B   C , D ) 

Según parece, y así lo afirman incluso informes oficiales como uno de Aguas de Galicia ,dependiente de la propia Consejeria de Medio Ambiente, el vertido habría procedido del vertedero de Sogama en Areosa, que Danigal gestiona, y en el que se acumulan los fármacos a los que se alude. Por el vertido, producido en  octubre de 2008, se imputó , junto a varios responsables de Danigal, a Ramón Pérez Mariño, jefe del área técnica de Sogama. El presidente de la empresa pública , José Alvarez, quiso descargar en personas como Pérez Mariño cualquier posible responsabilidad.   

  Ramón Pérez Mariño denunció en noviembre de 2008 irregularidades del presidente de Sogama en la adjudicación de contratos y , al parecer, también , pero no públicamente, que se estaban acumulando en el basurero, sin autorización, residuos médicos. Pérez Mariño sería despedido y acusado de haber manipulado analíticas del vertedero de Areosa, en relación con el vertido que afectó al río Lenguelle y en general con los vertidos que el vertedero podría haber estado produciendo a lo largo de años  Ver artículo ).  

El vertido denunciado no ha sido más que la guinda de un gran pastel de problemas denunciados en esta instalación   ( Ver artículo: A, B,   C )   

Incluso después del escándalo que produjo ese vertido, se siguió denunciando la existencia de vertidos causados por los lixiviados que, antes del conocimiento de la existencia de los miles de toneladas de residuos farmacéuticos, se suponían solo procedentes de residuos sólidos urbanos más convencionales. (Ver: A , B ) 

El río Lenguelle es un afluente del Tambre, que desemboca en la ría de Muros y Noia. Parte de sus aguas se emplean ,entre otros usos, para consumo humano, por ejemplo, en Santiago de Compostela. Desconocemos las analíticas que se hayan realizado con motivo de vertidos conocidos al río, pero generalmente los resultados de las analíticas están en función de los parámetros de partida con que se realicen. Esos parámetros determinan la búsqueda de tipos concretos de sustancias y no sirven para detectar otras. Muy pocas veces se buscan específicamente, por ejemplo, trazas de medicamentos. De hecho éste es un problema de contaminación de las aguas que sólo muy recientemente ha comenzado a ser tenido en cuenta. Así pues , si los fármacos contaminaron en diversas ocasiones estas aguas desde estas instalaciones, parece difícil saberlo.

Sin embargo, en una tierra tan lluviosa como ésa de Galicia cabe imaginarse la importante formación de aguas contaminadas en ése vertedero , surgiendo la inevitable duda de cuantas veces no podrán haberse producido fugas, especialmente cuando se han denunciado reiteradamente deficiencias en el sistema de depuración (y máxime aún cuando con sistemas de depuración como los que hoy suelen emplearse este tipo de residuos son deficientemente filtrados). Si se tiene en cuenta además que Danigal solicitó  permisos para depuradoras de residuos no peligrosos, la cosa aún se complica más. En cualquier caso no tenemos sólo el recurso a la imaginación, ya que las inspecciones oculares realizadas allí por el Servicio de Protección de la Naturaleza, así como las denuncias que hiciese en su día el señor Pérez Mariño, entre otras cosas, nos hablan de lonas de impermeabilización rajadas o agujereadas y de unos sistemas de depuración absolutamente desbordados que acarreaban que los lixiviados acabasen frecuentemente en el río.

La Guardia Civil constató graves deficiencias en los sistemas de depuración y en la impermeabilización de las balsas de residuos, habiéndose filtraciones que finalmente acababan en el río Lenguelle. Según la Benemérita, Danigal ocasionó vertidos de forma “reiterada y continuada” para “recortar gastos”.  ( A , BC , D , E

En diciembre pasado (2008), la Guardia Civil registró las oficinas de Sogama, dentro de la investigación abierta por tráfico de influencias y por delito ecológico. El tráfico de influencias se refiere, por ejemplo a adjudicaciones “a dedo” en favor de empresas como Danigal, como la de la gestión del vertedero del municipio de Nostián.  ( Ver artículo: A )

 El Partido Popular de Galicia, en plena campaña electoral, cuestionó la idoneidad de Manuel Vázquez, Consejero de Medio Ambiente, como persona que encabezaba las listas por Orense, llegando a catalogarle como “el mayor envenenador de ríos de Galicia”, tras haberse constatado, decía, que los vertidos del vertedero “podían contener sustancias altamente peligrosas para la salud de las personas”, afectando a ríos de los que beben 100.000 personas.  ( Ver artículo: A ) 

Al margen de la confianza que nos merezcan las palabras de unos políticos contra otros, y más en campaña electoral, lo dicho por el político citado sirve también para ilustrarnos acerca del revuelo formado.

Las instalaciones de Sogama en Cerceda aparecían como una auténtica bomba de relojería que, como se ha denunciado, recibían unas 900.000 toneladas anuales de desechos de los que sólo la mitad eran  “tratados” (no entraremos a comentar de qué forma , ni a detallar los problemas de la incineración, por ejemplo) y el resto acababan acumulándose en vertederos que ,como vemos, pueden acabar “haciendo aguas”. 

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