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Los niños y los tóxicos

Si los riesgos para los embriones no han sido debidamente tenidos en cuenta ,tampoco los de los niños ya nacidos. La Comisión Europea reconoció hace unos pocos años que las leyes vigentes sobre la exposición a sustancias tóxicas no protegían adecuadamente ni a los niños ni, por ejemplo, a otros sectores sensibles como pudieran ser los ancianos. Como comentamos en otros apartados, se habían elaborado teniendo como referencia a adultos sanos, aparte de otros crasos errores como haber ignorado el efecto cóctel o las consecuencias de la exposición cotidiana a niveles supuestamente “bajos”.

La Comisión Europea , dentro de su Estrategia sobre Medio Ambiente y Salud (1), desarrolló algunos esfuerzos para intentar reducir las enfermedades debidas al deterioro ambiental, y dentro de ellas se hizo especial hincapié en las infantiles. Para ello se creó una estrategia llamada SCALE (Science, Children Awareness, Legal Instrument, Evaluation). Uno de sus cometidos principales era mejorar algo la situación de algunas enfermedades infantiles como el cáncer infantil ,las enfermedades respiratorias, las alergias y el asma, así como diversos trastornos neurológicos o sobre el equilibrio hormonal. Pero lo cierto es que, en la práctica, y a pesar de los reiterados llamamientos de la comunidad científica, es muy poco lo que se está avanzando. Evidentemente, uno de los factores que más han influido en ese fracaso es la resistencia de la industria química como puede verse en el apartado dedicado a la normativa REACH. Una industria química a la que, por lo que se ve, no ablandó siquiera el que se algunas autoridades de la Unión Europea , como la Comisaria de Medio Ambiente Margot Wallstrom les hablaran también de los niños en reiterados informes.

La mejor prueba de que la situación no mejora son las estadísticas de crecimiento de una serie de enfermedades que afectan a los niños. Ya dijimos que , lamentablemente, los niños eran más vulnerables a los efectos de las sustancias tóxicas y que, de hecho, el aumento de una serie de enfermedades en ellos era una de las mayores y más tristes pruebas de la contribución de los contaminantes a la expansión de muchos problemas sanitarios.

Anne Steinemann ,de la Universidad del Estado de Washington (EE.UU.) no tiene dudas acerca del papel de factores ambientales como la polución química en el crecimiento fulgurante de una serie de enfermedades infantiles. “¿Cómo explicar si no” –se pregunta, por ejemplo- que el asma en niños menores de 5 años haya crecido un 160% entre 1980 y 1994?. ¿Cómo que el autismo lo haya hecho un 1.000% desde mediados de los 80?. ¿Cómo que las hipospadias una desviación de la abertura urinaria del pene- haya crecido un 100% entre 1968 y 1993, afectando ahora a uno de cada 125 nacidos?” (2).

En otro apartado de esta web podemos ver, por ejemplo, los incrementos en los cánceres infantiles. Los aumentos son especialmente brutales, mucho más evidentes en muchos casos que en los adultos, donde ya son de por sí bastante notables. Precisamente como sería de esperar en un sector de población que ,como hemos insistido, se sabe que es más vulnerable a los efectos de las sustancias tóxicas.

¿Pero por qué son más vulnerables los niños?. En otro apartado coomentamos algunas cosas al respecto, al aludir a lo que decían los científicos de la Universidad de Massachussets Lowell acerca del espectacular crecimiento de los cánceres infantiles, pero vamos a completarlo ahora.

Hay enormes diferencias entre niños y adultos en este tema. Se sabe, por ejemplo, que los cuerpos de los niños absorben más los tóxicos, que los procesan más lentamente y que los eliminan peor. Si a eso unimos que las niñas y los niños pequeños comen, en relación a su peso, tres o cuatro veces más que los adultos, veremos que eso les lleva a ingerir más contaminantes proporcionalmente. Además, el hecho de alimentarse durante un periodo de leche materna, les lleva a ser los receptores de parte de los tóxicos acumulados en los tejidos grasos de las madres (o en los de las vacas, si se alimentan del leche animal). También beben más agua proporcionalmente, lo que de nuevo les hace acreedores a un mayor ingreso de tóxicos en sus cuerpos. Se sabe que el tracto digestivo infantil, además, absorbe varias veces más contaminantes, que las personas mayores. Además, la naturaleza de la sangre infantil ,así como el contenido graso corporal, muestra también algunas diferencias desfavorables respecto a la de los adultos, que pueden redundar en una mayor acumulación de venenos en los más diversos órganos. Por si fuera poco, el hígado y los riñones infantiles, apenas desarrollados, eliminan peor las toxinas. Su piel, otra de las posibles vías de entrada de sustancias, tiene también una mayor superficie proporcional que la de los adultos y, además, es más permeable que la de estos. Por si fuese poco, los niños respiran ,en proporción a lo que pesan, el doble, por lo que se hacen acreedores a una mayor entrada relativa de tóxicos, esta vez a través del aire. Si a ello añadimos cosas como su costumbre de estar más en contacto con el suelo y a llevarse las manos a la boca con más frecuencia, entre otras cosas, veremos como va completándose un panorama no demasiado halagüeño. Además ,por estar más cerca del suelo, están más expuestos a polvos , emanaciones y vapores más concentrados.

Si repasamos ahora otros apartados de esta web , como el referido a los tóxicos que pueden concentrarse en el hogar, acaso nos demos cuenta de la dimensión que lo que describimos en ellos s puede tener para los más pequeños y de su posible relación con el riesgo de que contraigan con más frecuencia una serie de enfermedades que hace unas décadas eran mucho menos frecuentes en ellos. Los padres quieren lo mejor para sus hijos. Pero en sus parámetros acerca de la higiene aún no está suficientemente asentado el de la limpieza de los tóxicos que nos circundan en el mundo moderno. Pensamos en que la comida de nuestros hijos , el suelo en el que juegan, o el aire que respiran, estén limpios ,por ejemplo, de microorganismos, pero no solemos pensar en la misma medida en limpiar su comida, la casa y el aire que respiran de sustancias químicas tóxicas.


 


 

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NOTAS:


 

1 Cuyo primer ciclo debía extenderse entre los años 2004 y 2010


 

2 Steinemann A. (2005) La exposición humana y los peligros para la salud. Parte 2. Edición Electrónica en Castellano de Rachel´s Environment & Health News 811. Salud y Medio Ambiente. Boletín Informativo 811. Peter Montague Editor.

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