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En honor de Rachel Carson

Luego, una rara plaga se extendió sobre el lugar y todo empezó a cambiar. ... Hubo una quietud extraña. ... Los pocos pájaros que se veían estaban moribundos; temblaban violentamente y no podían volar. Fue una primavera carente de voces. En las mañanas que una vez palpitaron con el matutino coro de las voces de multitudes de pájaros, ahora no había sonido alguno; solamente el silencio cubría los terrenos, los bosques y los pantanos.

Rachel Carson, Silent Spring (Primavera silenciosa)

 

Rachel Carson
Rachel Carson

 El anterior es un párrafo de uno de los libros más influyentes publicados nunca en los Estados Unidos. Su autora era una científica tímida que acaso jamás sospechó el eco que tendría su obra.  

Primavera silenciosa fué publicado en 1962 , apenas dos años antes de la muerte de Rachel Carson y tendría un impacto que su autora jamás habría sospechado. 

Su trayectoria científica, en una suerte de paradoja, estuvo más ligada al conocimiento de la biología marina que al ámbito que la haría más célebre. Publicó libros como Bajo el viento del mar, El mar que nos rodea o El borde del mar que le dieron cierta fama como autora de libros divulgativos de ciencias naturales. 

Sin embargo Carson llevaba mucho tiempo preocupada por el impacto que podían provocar los venenos que se estaban esparciendo masivamente por los campos de su país. Ya a mediados de los años 40 había intentado publicar un artículo , sin éxito, en una importante revista. Continuaría recabando datos, año tras año, haciéndose cada vez más consciente de la entidad de la amenaza. 

En 1958 recibió una carta de unos amigos en la que se le contaba como habían desaparecido los pájaros de unas tierras tras haber sido fumigadas con el famoso DDT.  

Dudo que a Carson le pasara por la cabeza, pero lo cierto es que la palabra Averno (infierno) viene de Aorno , esto es, lugar sin pájaros. Y esa idea horrible de un lugar sin pájaros impactó mucho a Rachel.  

Intentaría escribir algunos artículos pero, al no conseguir publicarlos, se decidió a escribir un libro con un título evocador: Silent Spring, en el que condensar todo lo que sabía sobre el peligro de los pesticidas. Dedicó varios años a prepararlo. Habló con muchos investigadores. Lo dotó de una fuerte base en la literatura científica y hizo que su libro fuese revisado por una larga lista de científicos antes de publicarlo.

 Como era de esperar, al saberse de parte de los contenidos del libro en 1962, la industria química intentó desacreditarla, pero el público no cayó en el engaño y se percató de que se estaba ante una obra muy sólida y seria. El propio Presidente Kennedy reconoció que la obra de Carson había influido determinantemente en que se investigasen más en serio los efectos del DDT.

 Carson fué invitada a participar en diversos programas de televisión y declaró ante diversas comisiones del Congreso pidiendo que se protegiese la salud de las personas y de la Naturaleza frente a la amenaza de los pesticidas que se usaban entonces tan alegremente. 

Sin embargo, mientras todo esto sucedía, un cáncer de mama iba poco a poco ganando la batalla contra ella, de modo que falleció en abril de 1964 con 56 años de edad, tan solo un año y medio después de publicar su libro.

Irónicamente hoy se sabe, por múltiples investigaciones realizadas, que los pesticidas podrían estar involucrados en el origen del cáncer de mama, cosa que, obviamente, Carson no sabía entonces. De alguna manera, era como si la inteligencia de Carson hubiese emprendido una lucha contra lo que podía, probablemente, estar matándola a ella misma.

La muerte segó su vida demasiado pronto , haciendo que dejase este mundo sin poder ver el impacto de su obra.

 Menos de un año después de la primera publicación de parte del contenido de Primavera Silenciosa decenas de proposiciones de control del DDT habían sido presentadas en diversos estados.

 Pero Carson no pudo ver, por ejemplo, como en 1970 el Congreso de los Estados Unidos creaba la Agencia de Protección Ambiental como una más de las muchas consecuencias directas que había tenido su obra y el movimiento social que había despertado. Tampoco vio como en 1972 el Gobierno prohibía el uso doméstico del DDT.

 En 1962 escribió a una amiga con mucha humildad “ahora puedo creer que he ayudado por lo menos un poco”. No creía que un libro pudiera producir grandes cambios. No obstante, no tenía razón. Como dijo una de sus biógrafas, Carson se había convertido en un símbolo contundente del poder de un solo individuo para cambiar la sociedad.

 El libro de Carson es considerado hoy uno de los más influyentes de toda la historia literaria de los Estados Unidos.

 Carson explicó en una frase la motivación de todo: sentí que tenía una obligación solemne de hacer lo que pudiera”.

 Si más gente en el mundo sintiese eso, es decir, obligaciones solemnes de actuar en pro del bien, nuestro mundo sería muy diferente. Si una sola persona pudo cambiar tantas cosas, imagínense cuanto no podrían cambiar cientos, miles de personas que hoy andan por ahí distraídas, dejando que el mundo se deteriore.

 Esa frase (“Sentí que tenía una obligación solemne de hacer lo que pudiera”) resuena en nosotros. Nunca debemos dejar de escucharla. Nunca debemos dejar de sentir esa solemne obligación.

 

EN EL FONDO PARA LA DEFENSA DE LA SALUD AMBIENTAL SENTIMOS ÉSA SOLEMNE OBLIGACIÓN. ÚNASE A NOSOTROS.

 UN ENLACE INTERESANTE (aunque alguno de sus contenidos no creemos que hubiesen gustado del todo a Carson , en especial uno que trata de explicar la filosofía de la escritora , deformándola para que parezca que en el fondo era más comprensiva con los intereses de la industria química de lo que realmente era: http://www.america.gov/esp/media/pdf/books/carson-sp.pdf#popup )

 

 

 

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